Harmenszoon van Rijn, Rembrandt. Christus en de Samaritaanse Vrouw bij een Ruïne (Cristo y la Mujer Samaritana en una Ruina). Amsterdam, 1634.
Aguafuerte y punta seca, 12.2 x10.9 cm. Firmada y fechada en plancha: "Rembrandt 1634" en punta superior derecha. En marialuisa.
Número de referencia Catalogue Raisonné: 1938.1750. Bartsch 71. White-Boon 71 II. New Hollstein 127 V.
Se aprecia en el grabado una muy buena impresión, bien entintada y bien impresa, con fuertes contrastes. Una composición impecable, un fino sentido del movimiento y un juego de luz y sombra que le otorga una condición cinética a la obra, características por las que Rembrandt se hizo mundialmente reconocido.
Rembrandt es considerado con práctica unanimidad como uno de los artistas más deslumbrantes del Siglo XVII y sin duda, el maestro indiscutible de la Edad de Oro de la pintura holandesa, como queda escrito en diversas historias del arte, "uno de los profetas de la civilización". Esta consideración, sin embargo, no es la misma que tenían sus contemporáneos, que le consideraban un hereje antiacadémico (sobre todo los demás pintores, por pura y simple envidia) y una persona disoluta con una complicada y licenciosa vida sentimental y costumbres derrochadoras. Sin embargo, en su tiempo Rembrandt era admirado sobre todo por la excelencia de sus dibujos y grabados, que alcanzaron un notable éxito y enorme difusión.
La producción de grabados de Rembrandt lo convirtió en un ídolo de masas en su tiempo. Su reputación como artista se asentaba en la exquisita belleza y la enorme sensibilidad de sus grabados. Los temas que seleccionaba eran sumamente amplios y diversos: desde alegorías bíblicas a escenas de la vida diaria; desde un campesino a un desnudo femenino; desde autorretratos a los paisajes.
Varios factores hacen que los grabados de Rembrandt sean tan especiales: el "talento fotográfico" del artista muchos años antes de que existiese la técnica, y su sentido de la oportunidad y capacidad de observación, que transforman cada grabado en una especie de instantánea del momento perfecto, justo antes o después de la acción. Sobre todo, Rembrandt no estaba interesado en los cuerpos idealizados, sino en mostrar a seres humanos con los que el espectador pudiera familiarizarse. Esta condición de artista del pueblo es notable, se aprecian personajes de carne y hueso: con redondeces y gorduras y con gran expresividad, en los rostros.
Como valor añadido a tener en cuenta, en los lienzos de grandes dimensiones, Rembrandt contaba con la ayuda de alumnos de su taller para labores secundarias, sin embargo, en las pequeñas planchas de grabado sólo cabían sus manos. Cada huella que vemos en las obras es de Rembrandt.
Véase en: Clark, Kenneth, An Introduction to Rembrandt, 1978, London, John Murray/Readers Union, 1978.
www.britannica.com/biography/Rembrandt-van-Rijn
http://www.rembrandtpainting.net/